La tumba del Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, abrió sus puertas al público y rápidamente se transformó en un importante centro de atracción tanto para fieles como para turistas. Desde primeras horas del domingo, largas filas de visitantes se formaron para rendir homenaje al pontífice recientemente fallecido. En […]
La tumba del Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, abrió sus puertas al público y rápidamente se transformó en un importante centro de atracción tanto para fieles como para turistas. Desde primeras horas del domingo, largas filas de visitantes se formaron para rendir homenaje al pontífice recientemente fallecido.
En una soleada mañana romana, cientos de personas esperaron pacientemente para acceder al recinto y ver la sencilla tumba de quien fuera el 266º Papa de la Iglesia Católica. Muchos de los presentes aún emocionados tras la multitudinaria despedida que tuvo lugar el sábado, donde unas 400,000 personas acompañaron su último recorrido por las calles de Roma y asistieron a la misa funeral en el Vaticano, evento que reunió a líderes mundiales como Donald Trump, Javier Milei y el rey Felipe VI de España.
Emotivas reacciones de los fieles
Entre los asistentes, destacó Tatiana Alva, una peruana residente en Canadá, quien no pudo contener las lágrimas al visitar la tumba. “Era una figura tan importante por el mensaje que transmitía, su dedicación a los pobres, a los abandonados, a los olvidados”, expresó conmovida.
El flujo de visitantes también incluyó a numerosos jóvenes que viajaron a Italia para participar en la postergada canonización de Carlo Acutis, considerado el primer santo milenial. Julia Graf, una adolescente austríaca de 13 años, comentó emocionada: “Me hubiera gustado verlo en vida, pero estar aquí, cerca de él, también es especial. Fue un papa que ayudó a todos”.

Sencillez en la última morada del Papa Francisco
La tumba del Papa Francisco refleja fielmente el estilo sencillo que caracterizó su pontificado. Situada en un lateral de la basílica, ocupa el espacio de un antiguo armario para candelabros, entre dos confesionarios. La lápida, de mármol procedente de la región natal de sus abuelos italianos, solo lleva inscrito “Franciscus”, su nombre papal en latín. Una copia de la cruz del Buen Pastor, que Francisco solía portar, complementa el diseño sobrio.
El Papa eligió este lugar especial por su devoción a la imagen mariana “Salus Populi Romani”, a la que rezaba antes y después de cada uno de sus viajes. Esta elección también marca un hecho histórico: Francisco es el primer papa enterrado fuera del Vaticano desde León XIII en 1903.
El cardenal Pietro Parolin, exsecretario de Estado del Vaticano y uno de los nombres que suenan como posible sucesor, subrayó: “Estaba tan devotamente unido a la Virgen que eligió reposar en la basílica de Santa María la Mayor”.
Mientras el turismo religioso se intensifica en Roma y el mundo católico comienza a especular sobre el próximo sucesor al trono de Pedro, la tumba del Papa Francisco promete convertirse en uno de los lugares de peregrinación más visitados de la ciudad eterna.
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