Todos recuerdan de su niñez este dulce de pulpa del fruto que combina lo dulce y lo picante.
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México es conocido por su gastronomía en todos los rubros, y los dulces no son la excepción. Destaca también por combinar sabores dulces con sensaciones picantes y por convertir frutas tropicales en postres.
Las ‘ollitas de tamarindo’ son un ejemplo de un dulce popular a base de fruta que todo mexicano recuerda de su niñez.
“Son un dulce con mucha tradición; en mi infancia, por ahí de los años setenta, era muy común que los niños comieran dulce de tamarindo, donde lo chistoso es que venía en la ollita de barro, que casualmente era muy bien aprovechado por las niñas para jugar con sus muñecas, como un accesorio más”, dijo Rosalinda Aguilar Gallardo, ama de casa veracruzana.

El toque picante, aunque bastante fuerte, no detiene a los niños.
“Por más que estuvieras enchilado, su sabor hacía que siguieras comiendo sin importar si te picaba”, dijo Aguilar Gallardo.
Por otra parte, en la cocina mexicana, una olla de barro tiene un significado mayor, pues en estos recipientes hechos originalmente de cerámica o barro anaranjado se preparan muchos platillos nacionales. El dulce llamado ‘ollita de tamarindo’ es la pulpa endulzada y sazonada con picante, depositada en una pequeña olla, pero ahora de plástico, que asemeja las de barro. Se tapa con celofán o plástico y se sujeta con una liga. La gente quita el celofán para comer la pulpa preparada.
“Las ollitas de tamarindo se modernizaron. Ahora ya vienen en recipientes de plástico transparente o hay una marca que hizo un envase de plástico asimilando la ollita de barro” dijo Aguilar Gallardo.
“Es más que nada algo nostálgico. Los tiempos cambian y la marca solo se adaptó. Ahora, las puedes encontrar en las tiendas de cadena y cuestan entre 10 a 15 pesos. Su sabor también cambió, pero lo sigo comiendo porque me recuerda mi niñez”.
Con la pulpa de tamarindo es posible preparar una gran variedad de dulces o salsas. Otros dulces que se preparan incluyen bolitas de pulpa azucaradas, manzanas cubiertas o cucharas con tamarindo, que también van selladas con una tapa de plástico que se retira a la hora de comer.
El tamarindo, aunque muy popular en México, no es nativo de este país. El fruto proviene de Asia y África y llegó con los españoles a los estados de Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas durante la época de la Colonia.
En México también se preparan aguas frescas e incluso cerveza artesanal a base de este fruto.
El tamarindo también tiene aplicaciones medicinales. Personas de la tercera edad lo usan como laxante y depurativa. Además, aporta energía, disminuye la fiebre, y combate la gingivitis, la tos y los problemas digestivos, entre otros beneficios.
Para preparar este dulce, se lava y se pela el tamarindo. Se llena un recipiente con la mitad de la pulpa, con agua. Se deja a fuego lento hasta que hierva.
La pulpa se deja enfriar y se retiran las semillas. La otra mitad entonces se mezcla con agua, azúcar y chile piquín en polvo al gusto. Se agrega a la primera mitad de la pulpa y se pone todo a fuego lento, hasta que la consistencia se vea uniforme.
Cuando la mezcla se enfría, se le mete al tarrito, hasta el tope, y se tapa con celofán, sujetado con ligas o listones. Así, se disfruta este dulce tradicional.
(Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas)
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