Fernando Vázquez Rigada En política no hay sorpresas: hay sorprendidos. El desastre dentro de MC no sólo lo deja deshecho: lo desnuda. Ese partido es, hoy, lo peor de la política mexicana, que ya es mucho decir. Al menos el Verde ha sido siempre un aventurero que vende caro su amor. Lo es y lo […]
Fernando Vázquez Rigada
En política no hay sorpresas: hay sorprendidos.
El desastre dentro de MC no sólo lo deja deshecho: lo desnuda. Ese partido es, hoy, lo peor de la política mexicana, que ya es mucho decir. Al menos el Verde ha sido siempre un aventurero que vende caro su amor. Lo es y lo asume. MC trata de ser acompañante a sueldo, prestar sus servicios, cobrar y tener buena reputación. No, pues sí.
Dante Delgado le impuso una aventura con final cierto.
Él y el ejecutivo se apoderaron de la mente —tarea no muy compleja— de un par de ambiciosos que dicen gobernar Nuevo León. Desde hace meses, el hombre de Palacio decía a visitantes cercanos: “No me maltraten a Samuel. Nos va a ayudar”.
Ese acuerdo lo hizo con Dante Delgado.
Pero Dante, según él tan listo, pasó por alto lo obvio: Samuel García no controlaba la fiscalía, ni el Congreso ni el poder judicial del estado. La cama estaba tendida. ¿Quieres irte a la aventura presidencial? Adelante. Nombraremos a quien te revise las cuentas.
Y sus cuentas están muy mal. Sus parientes hieden.
Samuel asumió una estrategia espejo a la de Morena. Se convirtió en crítico de Xóchitl Gálvez y el FAM. Se metió de cabeza en las clases medias y en las redes sociales: los nichos que maneja la oposición. Repitió el estribillo de que iba en segundo lugar: haciendo eco de Morena que pagó encuestas para demostrárselo a los ingenuos.
Fue un destello de frivolidad su precampaña. Lamentable. Hueca. Vacía.
MC se expuso a lo que ningún político puede: al ridículo.
Peor: al intentar imponer sin facultades a un gobernador sustituto, recurrió a la ilegalidad, a la violencia, asaltó con una turba el Congreso, cercó con toleteros el Palacio de gobierno.
Ante la posibilidad de ser candidato, pero gobernador con licencia auditado, García —literal—se metió corriendo de regreso a su oficina en medio de la noche, rata y gallina a la vez.
Para colmo, Morena hizo con MC lo que se hace con los pañuelos de papel: se usan y se desechan.
Dante Delgado no sólo reiteró ser un representante de la vieja política. Es el maestro de lo peor de esa política.
MC ahora volverá a sus rangos de intención de voto de alrededor de 5 puntos. Samuel y su campaña boba le dieron unos 3. Pero sus negativos crecerán como espuma.
No tiene candidata ni candidato. Dante está a dos días de convertir al partido político en su doble: No tiene escrúpulos y no tiene ya justificación: es un patiño de Morena, un esquirol y un traidor a la democracia.
Postularán a cualquier ingenuo que se deje convencer o comprar.
De Ebrard olvídese. Tiene una línea 12 y una súper vía de razones para no romper. Además, aceptar las sobras que le dejó el párvulo norteño sería una indignidad más.
La política es de momentums. Este es el impulso que esperaba el FAM. Es la hora de un golpe de timón que enfoque las baterías de la campaña sobre la docilidad de la corcholata oficialista; sobre el desastre humanitario de Acapulco, sobre el miedo que atenaza el destino de nuestras familias.
Cabe, incluso, la posibilidad de un acuerdo con el poderoso grupo Jalisco. Quizá haya emecistas valientes y con decoro que por fin se deshagan de Dante y se logre integrar una gran Frente opositor que apriete la elección.
El FAM recibió un regalo que no se da a menudo. Hay que tomarlo y usarlo como catapulta.
No hay mañana. Es hoy. Y es ya.
De desaprovecharse, se disolverá la esperanza porque en política nunca hay sorpresas.
Sólo sorprendidos.
@fvazquezrig
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