La anandamida, también conocida como la molécula de la felicidad, encierra el misterio de la alegría que la marihuana da a sus consumidores. Este componente, interactúa con cannabinoides importantes, tales como el THC y CBD. Siendo producido por el cuerpo humano, la anandamida, es una clase de cannabinoide endógeno primario. Si bien, no es tan […]
La anandamida, también conocida como la molécula de la felicidad, encierra el misterio de la alegría que la marihuana da a sus consumidores. Este componente, interactúa con cannabinoides importantes, tales como el THC y CBD.
Siendo producido por el cuerpo humano, la anandamida, es una clase de cannabinoide endógeno primario. Si bien, no es tan conocida como otros de sus homólogos, reaccionan significativamente bien entre sí.
A principios del siglo XX se descubrió la anandamida y otros fitocannabinoides. Las revistas científicas sugirieron que los fitocannabinoides se podían unir a receptores del cuerpo humano para mostrar sus efectos. El doctor Raphael Mecholam logró aislar el componente del cerebro humano entre 1990 y 1995.
El proceso de producción dentro del cuerpo incluye la distribución por medio de vías moleculares, las cuales usan varias enzimas. Al tener una vida corta, al liberarse en el organismo, se disipa rápidamente.
Los receptores CB1 y CB2 forman el sistema endocannabinoide, los cuales interactúan con otros factores para garantizar el mantenimiento del estado homeostático. La molécula de la felicidad se comporta de forma similar que el THC, descubrieron los investigadores Lumir Hanus, William Devane y Mechoulam.
Tanto la anandamida como el THC son capaces de inducir efectos sobre el sistema nervioso central y el inmunológico. Sin embargo, el THC tiene una relación más fuerte e innata con el receptor CB1, teniendo un periodo más prolongado de efecto.
Por su parte, la anandamida es frágil y es la responsable de inducir sensaciones de placer, motivación, recompensa o inspiración. Está localizada en el cerebro, en zonas relacionadas con la memoria, movimiento y aprendizaje, de acuerdo con los investigadores, permite crear o romper conexiones que fomentan la memoria y aprendizaje.
Su función principal es liberar homeostasis, con la cual se mantiene el sistema endocannabinoide en condiciones adecuadas.
Marihuana y anandamida
Cada cannabinoide de la marihuana tiene un efecto diferente sobre la molécula de la anandamida. Por ejemplo, el THC tiene estructuras químicas afines y ambos son agonistas principales del CB1.
Al descomponerse el THC, el cuerpo procede a captar los receptores, provocando una respuesta más profunda, la cual se manifesta con psicoactividad. Asimismo, influye en el funcionamiento del córtex orbitofrontal, ganglios basales, hipocampo y cerebelo. Por ello, el usuario podrá experimentar falta de coordinación o memoria a corto plazo.
También, ambos componentes estimulan la liberación de dopamina, la cual hace a las personas sentir placer. Sin embargo, el consumo periodico de THC podría reducir la cantidad de dopamina producida, provocando desmotivación.
Igualmente, el CBD es el segundo cannabinoide más importante derivado del cannabis. Reacciona con la enzima FAAH, la cual está implicada con la descomposición de la anandamida.
Es por ese componente que la molécula de la felicidad tiene una vida media corta, pues contrarresta el efecto secundario de la sustancia en el cerebro.
Aumentar la anandamida en el cuerpo
No solo se necesita de productos a base de THC para aumentar la molécula de la felicidad, pues se puede producir comiendo ciertos alimentos, haciendo actividades o usando otros productos con cannabinoides menores. Lo principal es consumir sustancias que inhiban la FAAH para aumentar los niveles de anandamida.
Algunos productos que se pueden consumir son aceite de CBD, trufa negra, chocolate, pimienta negra y kaempferol. Ejercicios como yoga, ciclismo y carreras de larga distancia también pueden ayudar a producirlo.
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