De Política Alejandro Álvarez Manilla La reciente cancelación de la visa estadounidense de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, ha desatado una controversia que trasciende lo administrativo y se adentra en el ámbito político y de seguridad nacional. Aunque Ávila minimiza el incidente, asegurando que no es requisito para gobernar, la situación […]
De Política Alejandro Álvarez Manilla
La reciente cancelación de la visa estadounidense de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, ha desatado una controversia que trasciende lo administrativo y se adentra en el ámbito político y de seguridad nacional. Aunque Ávila minimiza el incidente, asegurando que no es requisito para gobernar, la situación plantea interrogantes sobre la transparencia y la lucha contra la corrupción en México.
El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha implementado restricciones de visa a políticos mexicanos, incluidos gobernadores y allegados al expresidente Andrés Manuel López Obrador, por presuntos vínculos con el narcotráfico. Aunque no se han proporcionado detalles específicos sobre los motivos de la revocación de la visa de Ávila, la inclusión en esta lista sugiere una política más agresiva contra la corrupción y el crimen organizado. El Departamento de Estado de EUA. se ha limitado a calificar el caso como “confidencial” y de “carácter personal”.
En México, la situación ha generado reacciones políticas diversas. El Partido Acción Nacional (PAN) ha exigido que Ávila se separe del cargo hasta que se aclare el asunto, mientras que la presidenta Claudia Sheinbaum ha rechazado esta petición y ha expresado su respaldo a la gobernadora. Ávila, por su parte, ha negado tener cuentas bancarias en el extranjero y ha calificado la revocación de la visa como un tema administrativo sin base legal o penal.
Este episodio pone de manifiesto la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas en la política mexicana. La confianza de la ciudadanía en sus representantes se ve erosionada cuando surgen dudas sobre posibles vínculos con actividades ilícitas. Es imperativo que las autoridades competentes realicen una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y, en su caso, sancionar a los responsables.
En conclusión, la cancelación de la visa de la gobernadora Marina del Pilar Ávila no debe ser vista únicamente como un incidente aislado, sino como una oportunidad para fortalecer las instituciones y garantizar que quienes ocupan cargos públicos lo hagan con integridad y compromiso con la sociedad.
Esto pese al movimiento que organizo la “carne asada” que promovió a través de FaceBook. Que tiene un fin político, pero ante el silencio del gobierno estadounidense crece la sospecha de algo ilegal con su marido y ella desde el gobierno de Baja California, por cierto, primer estado gobernado por un panista en 1989.
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