CARACAS, Venezuela — Después de años de boicot a las elecciones convocadas por el gobierno de Nicolás Maduro, la principal coalición de la oposición venezolana presentará candidaturas para las elecciones regionales del 21 de noviembre.

Sus candidatos deberán competir no solo contra los del Partido Socialista Unido de Venezuela de Maduro, sino también contra los del recién fundado Fuerza Vecinal, que ha levantado una popularidad inesperada.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es una coalición de partidos e instituciones políticas venezolanas que ha liderado la oposición al gobierno desde hace más de una década. Fue protagonista de la disputada elección presidencial entre Maduro y Henrique Capriles en 2013 (cuando desconoció los resultados que dieron el triunfo a Maduro por poco más de 200 mil votos), la victoria en las elecciones legislativas de 2015, y la administración paralela de Juan Guaidó desde 2019. Guaidó fue nombrado presidente interino por la Asamblea Nacional, la cual considera inconstitucional el mandato de Maduro.

La decisión de volver a participar en las elecciones se tomó en uno de los peores momentos políticos para la plataforma unitaria contra el chavismo — el régimen político que inició con el mandato de Hugo Chávez y que gobierna Venezuela desde 1999.

“En Venezuela, desde hace 20 años, ha surgido una polarización política en la cual la gente se ha ido a los extremos y nadie se ha enfocado en la ciudadanía”, dijo a Zenger Ernesto Betancourt, militante de la nueva Fuerza Vecinal.

La Plaza Francia de Altamira ha sido históricamente un lugar simbólico de la oposición venezolana, desde el alzamiento de un grupo de militares en 2002, que la declararon una “zona liberada”. Desde ahí exigían la renuncia del entonces presidente Hugo Chávez.

Tras el fracaso de esa iniciativa, la Plaza Francia siguió como protagonista central en las protestas de las siguientes dos décadas.

Hoy, a dos días de las elecciones regionales, el panorama en dicho lugar situado en el este de Caracas es muy diferente. Fuerza Vecinal es el único partido político que visiblemente hace campaña ahí.

El abandono de los espacios políticos por parte de la MUD y el surgimiento de otros partidos se aprecia en las calles.

“Decidimos construir un partido que no esté en los extremos, que de verdad se interese por la gente. Fíjate el caso de nosotros en Chacao [municipio del estado de Miranda, al este de Caracas]. A nosotros nos habían dicho que no participáramos en las elecciones, y si no hubiésemos participado en las elecciones, habríamos perdido este espacio político”, dijo Betancourt.

En diciembre de 2017, la MUD llamó a no participar en las elecciones municipales, tras haber denunciado un fraude en las elecciones regionales de octubre de ese año. Dicho boicot se extendió a las elecciones presidenciales de 2018, y a las parlamentarias de 2020.

Al no haber candidaturas oficiales de oposición para esas elecciones municipales, hubo una serie de candidatos independientes que se eligieron en distritos clave, donde el chavismo históricamente ha sido minoría dentro de Caracas. Entre ellos estuvieron Gustavo Duque en el municipio Chacao, Elías Sayegh en El Hatillo y Darwin González en Baruta, quienes realizaron sus gestiones trabajando en conjunto, como parte de la misma fuerza política.

“Fuerza Vecinal es un partido que surge de una división de la oposición, especialmente del partido Primero Justicia, en el marco de las elecciones municipales de 2017. … Algunos cuadros de Primero Justicia formaron Fuerza Vecinal con el objetivo de postularse a los tres municipios del Este caraqueño donde la oposición siempre ha triunfado”, dijo Enderson Sequera, politólogo venezolano.

“Dada la importancia que se le da a la unidad en Venezuela, el hecho de que este partido haya nacido de una división del G4 es ya un motivo de desconfianza para el electorado tradicional opositor”, dijo.

“En este contexto de austeridad, Fuerza Vecinal muestra un derroche de publicidad y propaganda audiovisual en la calle, rifas de motos, propaganda en los canales de TV por cable, entre otros, lo que hace que el electorado se pregunte de dónde sale tanto dinero y produzca gran desconfianza”, dijo Sequera.

Duque, Sayegh y González, aliados con otros alcaldes independientes del resto del país, formaron el partido Fuerza Vecinal en junio de 2021, con un alcance nacional, y postularon al exconcejal del municipio Baruta, David Uzcátegui, a la gobernación del estado de Miranda (el segundo circuito electoral del país por población).

Con la vuelta de la MUD a la boleta electoral, esto generó disputas dentro de la oposición.

Si bien Fuerza Vecinal y la MUD acordaron candidaturas en diversos circuitos del país, fueron incapaces de llegar a un acuerdo en el estado Miranda.

Carlos Ocariz, exalcalde del municipio de Sucre entre 2008 y 2017, y excandidato a la gobernación de Miranda en 2017, presentó su candidatura para gobernar dicho estado con el apoyo de la MUD y los sectores tradicionales de la oposición.

Me comprometí con los mirandinos en unificar candidaturas. A pesar de proponer todos los esfuerzos y de que ustedes me pusieran de primero en las encuestas, decidimos dar un paso al frente porque sabíamos que a 3 no ganábamos.

Elegí poner a Miranda primero

[Abro]

— Carlos Ocariz (@CarlosOcariz) November 15, 2021

Tras meses de negociaciones fallidas, en las cuales la campaña de Ocariz acusó a la de Uzcátegui de no respetar las encuestas de intención de voto, y la de Uzcátegui acusó a la de Ocariz de negarse a participar de unas elecciones primarias, Ocariz finalmente declinó su candidatura el 11 de noviembre, a 10 días de la elección.

El escenario en el que tanto Ocariz como Uzcátegui se hubiesen presentado a la elección pudo haber favorecido la reelección de Héctor Rodríguez, quien gobierna Miranda desde 2017, y es una de las principales figuras del chavismo.

La disputa pública entre Ocariz y Uzcátegui debilitó la imagen de la MUD y favoreció la de Fuerza Vecinal.

De todas formas, existen ciertas suspicacias sobre las motivaciones del partido nuevo.

“Que quede muy claro: Fuerza Vecinal no es una alternativa al chavismo. Dicen ser oposición, pero, en la práctica, se están limitando a replicar en sus feudos del Este de Caracas muchos de los vicios que tiene el chavismo”, dijo Sequera.

“El gran beneficiado [del conflicto entre Ocariz y Uzcátegui] fue Fuerza Vecinal”, dijo a Zenger Walter Molina, politólogo venezolano.

“La MUD en Miranda no supo actuar de la manera correcta, comenzando por el error de origen, que fue creer que David Uzcátegui quería lograr una unidad para vencer a Héctor Rodríguez. Después de ese gran error, vinieron los demás, que concluyeron con la renuncia de Carlos Ocariz a la candidatura.”

“La desconfianza hacia este grupo de políticos, hoy miembros de un partido muy joven, es justamente por sus intenciones políticas, que no parecieran ser la de buscar un cambio; su cercanía con el actual gobernador de Miranda y miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela, Héctor Rodríguez; y por los dudosos fondos con los que son financiados sus miembros”, dijo Molina.

La principal intención de Fuerza Vecinal en estas elecciones es legitimarse como una fuerza opositora contra el régimen de Nicolás Maduro. Para hacerlo, busca aprovechar el desencanto con los políticos de los partidos tradicionales.

“La gente necesitaba que existiera un partido en el que ellos pudieran confiar, que les garantizara que no iban a abandonar un espacio. La gente quiere que les solucionen, que estén más cerca de ellos. Esto es la esencia de lo que quiere capturar Fuerza Vecinal”, dijo Betancourt.

“A pesar de todo ello, no creo realmente que lo vayan a lograr [obtener más votos que la MUD]. Este domingo, a pesar de ser unas elecciones sin condiciones, veremos lo que suceda en Sucre, donde va un candidato de la MUD y una de Fuerza Vecinal, o lo que suceda en Chacao, donde la MUD tiene una lista propia para el Concejo Municipal”, dijo Molina.

Molina también dijo que la creación de una oposición ficticia no ha funcionado en el pasado y “tampoco funcionará esta creada con los alcaldes metropolitanos y el exconcejal de Baruta”.

Muchos electores opositores al gobierno, aún desencantados con la MUD, no se plantean votar por el partido nuevo.

“Yo nunca creí en la MUD, pero los apoyaba y voté por ellos porque eran la opción de la oposición unida y nunca me hubiese planteado votar por los chavistas”, dijo a Zenger María Pelayo, ciudadana venezolana.

“En las elecciones a alcaldías de 2017, yo voté por el candidato independiente porque para mí las elecciones regionales son más representativas que las nacionales. Pero tampoco fue un voto por el candidato de Fuerza Vecinal, sino para evitar que ganase el candidato del chavismo”, dijo.

“Si me plantease votar este año en el estado [de] Miranda, lo haría por Ocariz porque conozco mejor su trayectoria y ha sido trabajador en todos los cargos que tuvo. De Uzcátegui, se dice que es un corrupto y el dinero gastado en su campaña ha sido muchísimo, lo cual es grotesco en el contexto económico que vive nuestro país”, dijo Pelayo.

En las elecciones del 21 de noviembre, los venezolanos elegirán a 335 alcaldes y 23 gobernadores. En Venezuela el voto no es obligatorio, y los comicios por estas posiciones políticas con mayor participación histórica fueron los de 2008, cuando el 65 por ciento del electorado votó.

Diversos organismos han enviado observadores internacionales para esta elección por primera vez en mucho tiempo. Tal es el caso de la Unión Europea, que no enviaba observadores a Venezuela desde las elecciones presidenciales de 2006.

Editado por Melanie Slone y Gabriela Alejandra Olmos