Los recintos culturales en México avanzan este Día Internacional de los Museos para convertirse en espacios sustentables, no solo educando sobre el medioambiente, sino también modificando sus procesos internos para luchar contra la crisis climática. Las exposiciones en un museo conllevan más que solo colocar cuadros u objetos en vitrinas, pues detrás hay un proceso […]
Los recintos culturales en México avanzan este Día Internacional de los Museos para convertirse en espacios sustentables, no solo educando sobre el medioambiente, sino también modificando sus procesos internos para luchar contra la crisis climática.
Las exposiciones en un museo conllevan más que solo colocar cuadros u objetos en vitrinas, pues detrás hay un proceso de embalaje, transporte, adecuación de salas e iluminación, además de lo que significa recibir a visitantes en términos de uso de agua y generación de desechos.
De manera voluntaria, algunos de estos espacios generan procesos para que sus actividades diarias impacten menos en el medioambiente, un esfuerzo que va acorde al lema que este año ostenta del Día Internacional de los Museos: “Museos, sostenibilidad y bienestar”.
“El cambio climático ha estado forzándonos a todos los habitantes del planeta a cambiar y los museos son un lugar de conocimiento en donde debemos de mostrar a estos invitados especiales que vienen a vernos también sobre el ambiente y la sustentabilidad”, dijo en una entrevista con EFE Maribel Arteaga, directora del Museo de las Artes (MUSA), dedicado a la difusión de obras plásticas.
El MUSA, ubicado en el corazón de Guadalajara, en el occidente de México, tiene una certificación en “Compromiso ambiental” desde 2017 y está en proceso de una tercera revisión, un tema que parecería ajeno a este espacio, pero que es una tendencia al alza en el país.
CULTURA “VERDE” CERTIFICADA
En los últimos años algunos museos han obtenido distintivos o certificaciones que avalan su trabajo a favor del medioambiente, o para crear espacios que aprovechen mejor las energías limpias o generen menos desechos en su labor.
Uno de ellos es el Museo del Desierto, en el norteño estado de Coahuila, que se ostenta como el primer y único museo en México en obtener en dos ocasiones el Certificado en Calidad Ambiental Turística de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
También fue el primero en obtener la certificación como Centro de Educación y Cultura Ambiental (CECA) por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en 2011.
El Museo Soumaya recibió en 2017 el certificado de cumplimiento ambiental de Ciudad de México.
Mientras que el Parque natural de la Laguna Chankanaab y el Parque Ecológico Estatal Laguna Colombia consiguieron el distintivo Quintana Roo Verde, en el Caribe mexicnao, por sus buenas prácticas ambientales, en 2020.
Conseguir y mantener estos distintivos es resultado de capacitaciones, transformar hábitos y procesos internos, cambiar los materiales y, principalmente, transformar la mentalidad sobre cómo relacionarse con recursos naturales como el agua o la energía eléctrica, explicó Arteaga.
ESPACIOS DE COMUNIDAD
Los museos ahora no solo se preocupan por atraer a visitantes y ofrecerles exhibiciones, sino también por cuánta electricidad, agua o papel consumen, cómo embalan y transportan las piezas, o qué tanto plástico usan.
José Miguel Aguayo, encargado de servicios generales del MUSA y parte del equipo que logró la certificación ambiental, explicó a EFE que esta distinción implica capacitar al personal y revisar cada proceso, desde la gestión del agua hasta que el material de la exposición sea sustentable.
Separar la basura, usar secadores eléctricos en vez de toallas de papel para las manos, comprar materiales biodegradables, evitar los plásticos, reusar plataformas de madera para las exposiciones y garantizar que los contratos con los expositores usen embalaje de papel o reutilizable, son algunos de los procesos que cambian.
“En el acuerdo para poder programar una exposición se analiza de qué viene compuesta esa obra, además de la obra de arte, todo lo que conlleva el volumen de las cajas, su embalaje, si es de madera, si es plástico, tenemos que hacer ese análisis de lo que podemos generar como residuo o que vuelva regresar como llegó”, detalló Aguayo.
Con estas acciones, este museo redujo casi una tonelada de residuos entre 2020 y 2021, y ha contagiado este enfoque de sustentabilidad a empleados y visitantes.
“Los museos, al ser un centro de investigación de reflexión, de mostrar la historia y el pasado, aunado a que tenemos eventos y exposiciones, actividades educativas dedicadas al medio ambiente, somos una institución que educa”, concluyó la directora.
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