Los mamíferos de la sabana sudafricana tienen mucho más miedo a oír voces humanas que a las vocalizaciones de los leones o los sonidos de caza, como ladridos de perros o disparos, indica un estudio que publica Current Biology. Los humanos matan a sus presas a un ritmo mucho mayor que otros depredadores, aunque solemos […]
Los mamíferos de la sabana sudafricana tienen mucho más miedo a oír voces humanas que a las vocalizaciones de los leones o los sonidos de caza, como ladridos de perros o disparos, indica un estudio que publica Current Biology.
Los humanos matan a sus presas a un ritmo mucho mayor que otros depredadores, aunque solemos pensar que la cúspide de la cadena alimentaria son los grandes carnívoros depredadores, según la autora principal de estudio, Liana Zanette de la Universidad Western de Canadá.
El equipo decidió observar cómo reaccionaban 19 especies de mamíferos a una serie de grabaciones, entre ellas voces humanas, vocalizaciones de leones, ladridos de perros y disparos.
Los resultados señalan que el 95 % de las especies, incluidas jirafas, leopardos, hienas, cebras, kudús, impalas, elefantes y rinocerontes, corrían más o abandonaban más rápido los abrevaderos cuando oían grabaciones de humanos que de leones.
Las pruebas se hicieron en el gran parque nacional Kruger de Sudáfrica, hogar de una de las mayores poblaciones de leones que quedan en el mundo.
Las grabaciones de voz humana, con volumen de conversación, procedían de la radio o la televisión con personas que hablaban en los cuatro idiomas más utilizados en la región, incluidos tsonga, sotho del norte, inglés y afrikáans.
Los perros y los disparos debían representar sonidos asociados con la caza humana, y las vocalizaciones de los leones, seleccionadas con la ayuda del experto en leones y coautor Craig Packer de la Universidad de Minnesota (EE.UU), debían señalar la presencia del máximo depredador en el región.
“Lo fundamental es que las vocalizaciones de los leones son de ellos gruñendo y gruñendo, en ‘conversación’, por así decirlo, no rugiendo entre ellos”, por lo que son comparables a las de los humanos conversando, explicó Clinchy.
Para observar y registrar el comportamiento de los animales en respuesta a las grabaciones, se usaron sistemas de cámaras y altavoces ocultos grabando durante meses en la estación seca en pozos de agua donde los animales iban a beber.
Al final del experimento, el equipo tenía 15.000 vídeos para examinar.
Los investigadores descubrieron que los animales corrían dos veces más y abandonaban los abrevaderos al oír a los humanos que al oír a los leones o sonidos de caza, lo que pasaba con el 95 % de las especies.
Clinchy señaló que “existe la idea de que los animales se habituarán a los humanos si no se les caza. Pero hemos demostrado que no es así”, pues el miedo a los humanos está “arraigado y generalizado”, así que es algo en lo que hay que empezar a pensar con fines de conservación.
“Creo que la omnipresencia del miedo en toda la comunidad de mamíferos de la sabana es un testimonio real del impacto medioambiental que tiene el ser humano”, no solo por la pérdida de hábitat, el cambio climático y la extinción de especies, afirmó Zanette.
El mero hecho -destacó- de que “estemos en ese paisaje es una señal de peligro suficiente para que respondan de forma contundente. Los humanos les dan mucho más miedo que cualquier otro depredador”.
El equipo investiga ahora si sus sistemas de sonido personalizados pueden usarse para alejar deliberadamente a especies en peligro de extinción, como el rinoceronte blanco del sur, de zonas conocidas de caza furtiva en Sudáfrica.
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