Alejandro Álvarez Manilla El legado de Ifigenia Martínez en la izquierda mexicana No me queda la menor duda de que hoy despedimos a una de las figuras más importantes en la historia política de México. La maestra Ifigenia Martínez no solo fue pionera, sino una luchadora incansable por las causas sociales y el avance de […]
Alejandro Álvarez Manilla
El legado de Ifigenia Martínez en la izquierda mexicana
No me queda la menor duda de que hoy despedimos a una de las figuras más importantes en la historia política de México. La maestra Ifigenia Martínez no solo fue pionera, sino una luchadora incansable por las causas sociales y el avance de la izquierda en nuestro país. Su vida, marcada por la crítica, la coherencia y el compromiso, dejó una huella profunda en el movimiento que hoy gobierna México.
¿Qué tan diferente sería el panorama político de México sin su incansable lucha? Ifigenia no solo fue una crítica de su tiempo, sino una arquitecta del movimiento de izquierda; Su vida es un recordatorio de que, a veces, enfrentar al sistema es el primer paso hacia la transformación.
Primera mujer en dirigir la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ifigenia fue una defensora de los estudiantes durante el movimiento de 1968, enfrentándose a las amenazas y la represión del régimen.
A partir de ahí, su trayectoria fue una constante lucha por la justicia. No me queda la menor duda de que su visión crítica fue clave para desenmascarar las fallas internas del PRI, partido del que fue expulsada en 1987 por no transigir con la corrupción y el autoritarismo.
Su cercanía con Cuauhtémoc Cárdenas, Profirió Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador no fue casualidad. Ifigenia fue un pilar en la construcción de la izquierda moderna, uniendo a generaciones y forjando alianzas que hoy sostienen el proyecto de la Cuarta Transformación.
Fue una mujer que siempre tuvo la capacidad de cuestionar las decisiones que se alejaban de las causas populares, pero también de promover el consenso y la unidad en los momentos más críticos.
Su legado como crítica, constructora y guía de la izquierda mexicana perdurará por generaciones.
Desde su papel en la fundación del extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD) hasta su constante defensa de los valores que dieron origen a la actual administración, la maestra Ifigenia fue la conciencia que siempre recordaba a sus compañeros la importancia de no perder de vista a quienes más lo necesitan.
Fue la primera senadora de la República electa en 1986 por el entonces Distrito Federal
Su última acción pública fue también simbólica de su vida y de su lucha: el pasado 1 de octubre, como presidenta de la Cámara de Diputados, tomó la protesta a la Dra. Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México. Con ese acto, cerró un ciclo histórico que comenzó con sus años de militancia, consolidando la idea de que, tras tantos años de lucha, la izquierda y las mujeres finalmente ocupan el lugar que merecen en la historia de este país.
Recibió muchos reconocimientos a lo largo de su vida, entre ellos la Medalla Belisario Domínguez, pero su mayor legado es el impacto que dejó en quienes la acompañaron en el camino; su ejemplo será una fuente de inspiración para todos aquellos que continúan la lucha por un México más justo y equitativo.
Descanse en paz, maestra Ifigenia. Hoy más que nunca, no me queda la menor duda de que su legado permanecerá para siempre.
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