Por Alejandro Álvarez Manilla Navidad, reflexión y economía… La Navidad es un momento de unión y celebración. Nos llena de recuerdos, nos invita a convivir con quienes amamos y, sobre todo, nos da un respiro en medio del caos cotidiano. Sin embargo, entre la alegría, luces, regalos y reuniones, no puedo evitar preguntarme: ¿estamos preparados […]
Por Alejandro Álvarez Manilla
Navidad, reflexión y economía…
La Navidad es un momento de unión y celebración. Nos llena de recuerdos, nos invita a convivir con quienes amamos y, sobre todo, nos da un respiro en medio del caos cotidiano.
Sin embargo, entre la alegría, luces, regalos y reuniones, no puedo evitar preguntarme: ¿estamos preparados para enfrentar el 2025 en un contexto económico que parece cada vez más retador?
No me queda la menor duda de que esta temporada debe ser también para reflexionar sobre cómo administramos nuestras finanzas personales y colectivas.
En México, el costo de la vida sigue encareciéndose, y aunque hemos avanzado en muchas áreas, la economía de millones de familias sigue enfrentando retos.
Según cifras recientes, el nivel de endeudamiento de las familias mexicanas ha aumentado, en parte por gastos innecesarios en temporadas como esta.
La Navidad es un momento para compartir, pero no debería significar endeudarse. No tengan duda, el 2025 nos exige replantear nuestras prioridades. Desde el nivel personal hasta el comunitario, debemos organizarnos mejor.
¿Qué tal si este año dejamos de lado el consumismo que tanto nos imponen y buscamos un enfoque más solidario y sustentable?
En lugar de regalos costosos, podríamos apostar por experiencias compartidas. En lugar de cenas extravagantes, busquemos opciones más sencillas y significativas.
Como sociedad, necesitamos un cambio de mentalidad para ahorrar, invertir y gastar con inteligencia. Y aquí surge otra duda: ¿cómo promover entre nosotros una cultura económica responsable?
Por otro lado, están las políticas públicas. El gobierno mexicano encabezado por la Dra. Claudia Sheinbaum, tiene la enorme responsabilidad de continuar impulsando programas sociales que ayuden a las familias a enfrentar estos tiempos.
Sin embargo, tengo duda, si las autoridades locales y estatales están haciendo lo suficiente para fomentar la economía familiar, el ahorro, y sobre todo, la educación financiera.
La Navidad es el preámbulo de un nuevo año, un recordatorio de que siempre hay tiempo para empezar de nuevo.
Este 2025, más que nunca, debemos hacerlo con responsabilidad económica, solidaridad y visión. Porque al final, los mejores regalos no son materiales; son el bienestar, la estabilidad y la paz que podamos construir juntos.
¿Tendremos la voluntad de cambiar nuestros hábitos? No me queda la menor duda de que podemos lograrlo, si realmente lo queremos.
¡Felices fiestas y Feliz Navidad para todos!
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