“Todos los días, todo el tiempo vivo con el síndrome de la impostora” confiesa a EFE Jazmina Barrera, la escritora mexicana autora del libro “Punto de cruz” (2021), quien afirma que esta sintomatología es lo que más “aqueja a las mujeres y a las escritoras”. En el marco de la tercera edición del Festival Centroamérica […]
“Todos los días, todo el tiempo vivo con el síndrome de la impostora” confiesa a EFE Jazmina Barrera, la escritora mexicana autora del libro “Punto de cruz” (2021), quien afirma que esta sintomatología es lo que más “aqueja a las mujeres y a las escritoras”.
En el marco de la tercera edición del Festival Centroamérica Cuenta que se celebra en Madrid, la autora cuenta que el próximo año publicará un libro sobre la icónica novelista mexicana Elena Garro, a quien también asocia a este síndrome, pero de manera “ambivalente”.
“Por un lado, Garro demeritaba su obra, la trataba de quemar o la abandonaba, pero, por otro lado, sí buscaba el reconocimiento, sí sufría por no tenerlo y creo que eso nos pasa un poco a todas”, explica Barrera, tras resaltar que los escritos de la dramaturga mexicana del siglo XX “han sobrevivido a la invisibilización por los muchos esfuerzos de recuperar su obra y memoria”.
Sobre el libro de la exponente del realismo mágico, autora, entre obras obras, de “Los recuerdos del porvenir”, Barrera afirma que al principio tenía la idea de que fuera “un pequeño texto de 30 páginas”. Sin embargo, comenta que después se convirtió “en un hoyo negro que la absorbió por dos años”.
“La vida de Elena Garro está llena de dolor, fue víctima de violencias (…), entonces fue bastante oscuro estar en ese mundo, pero también fue fascinante porque era inmensamente creativa”, asegura Barrera en Casa de América, la sede oficial del festival literario fundado en Nicaragua por el escritor Sergio Ramírez.
CREAR EN COLECTIVO
Entre su época como autora y la de Elena Garro, Barrera “ve un cambio radical”, pues resalta que “se siente segura y acompañada por muchas mujeres escritoras”.
“Las nuevas generaciones estamos creando desde otro lugar, apoyándonos, compartiendo, creando en colectivo y eso ha hecho una gran diferencia”, añade.
Además, considera que ese trabajo “en colectivo” está “exigiendo de manera muy notable” a las editoriales y a las lectoras “leer historias de mujeres que estuvieron tanto tiempo silenciadas” y está haciendo un “boom” hacia los temas que antes “parecían intrascendentes”, como “la maternidad, el acoso, los trabajos domésticos y la violencia”.
Sin tapujos, la literata advierte de que siempre existirán “contraataques y discursos” que quieran “someter a las mujeres”, pero por eso se debe “seguir dando la lucha”, y pone como ejemplo a los movimientos de denuncia del #MeToo en México, los cuales, asegura, “han cambiado la condiciones laborales de las escritoras en la industria de las letras”.
EL PRIMER BORRADOR ES “MÁS LIBRE”
Respecto a la presencia del síndrome del impostor en el proceso de publicación, Barrera menciona que, a diferencia de los hombres, para que “una mujer se arriesgue a mandar un manuscrito a una editorial tiene que estar mucho más segura de lo que ha hecho”.
En ese sentido, considera que “el proceso de publicación es muy distinto al de la escritura” y que, en ese transcurso, sus “cajones” se han llenado de muchas cosas que escribe pero no publica y no sabe si algún día “verán la luz del día”.
“Cuando escribo trato de hacer un primer ejercicio de escritura sin pensar en nadie, disfrutando y aprendiendo del proceso, sin censurarme (…), pero una vez que termino el texto decido si se puede publicar o no”, describe.
Este “primer ejercicio de escritura” Jazmina Barrera también lo vincula con la “creación colectiva” entre mujeres, pues comenta que la escritora mexicana Verónica Murguía le enseñó que el primer borrador “tenía que ser mucho más libre y disfrutarse”.Los comentarios están cerrados