Miscelánea, salud y política Judith Álamo López Para algunos de quienes lucharon por un gobierno democrático, diferente al obradorismo, todavía es traumático observar la ostentación de la victoria, y esto se deduce por los comentarios que provocó la foto que se tomaron la presidenta virtualmente electa (PVE), Claudia Sheinbaum Pardo, con los legisladores de la […]
Miscelánea, salud y política Judith Álamo López
Para algunos de quienes lucharon por un gobierno democrático, diferente al obradorismo, todavía es traumático observar la ostentación de la victoria, y esto se deduce por los comentarios que provocó la foto que se tomaron la presidenta virtualmente electa (PVE), Claudia Sheinbaum Pardo, con los legisladores de la coalición “Juntos haremos historia”, bajo el título: “la mayoría del pueblo”, ya que si nos atenemos a los tiempos legales, para algunos de los convocados su triunfo estaría en veremos.
Recordemos que aún el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación está por decidir 280 juicios sólo contra la elección presidencial, dos de ellos por la nulidad de las elecciones presidenciales, uno de ellos de la aspirante presidencial de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, Xóchitl Gálvez.
Además, deberán resolver las impugnaciones por la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados del bloque “Juntos Haremos Historia”, presentadas por la oposición. Pero a juzgar por la foto de la nueva aplanadora oficialista, parecería ser que esas denuncias ya son cosa juzgada.
Bueno, hay políticos, historiadores e intelectuales orgánicos del obradorato que consideran que la oposición debe quedarse callada frente a la apabullante derrota.
Y es que apabullar, según la RAE se deriva del verbo transitivo que significa “confundir a alguien, intimidarlo, haciendo exhibición de fuerza o superioridad”. A diferencia del gobierno democrático, que tiene espacio para mayorías y minorías, y la voluntad ciudadana a favor de unas y otras debe ser escuchada y representada.
A 100 días de que concluya la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum, virtual presidenta electa (VPE), parece mostrar una significativa diferencia en el estilo de gobernar de su maestro: frente a las muestras de soberbia de la mayoría, primero se pronunció a través del exrector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, por el diálogo con opositores, lo que nunca quiso hacer el mandatario en funciones, quien ignoró a la oposición en todo su mandato.
A legisladores y legisladoras de Morena y coaligados, la VPE los conminó: “deben ser un ejemplo de austeridad, ya que el poder es humildad, sumado a que su mandato es servir al pueblo de México”.
En contraste, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, en dicha reunión de “la mayoría del pueblo”, jactancioso, aseguró que no darán respuesta a opositores que preguntan qué harán con la mayoría, a quienes les gustó el Fobaproa y otros privilegios, dijo.
Y anunció que irán por el Plan “C”, con la voluntad conferida por el pueblo, consideró que ya serán los legisladores y la próxima mandataria quienes elegirán tiempos y prioridades. Esta afirmación es abrumante, sinónimo de apabullar.
Otro que pecó de soberbio es el diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña, senador virtualmente electo, quien al dar a conocer la realización de Foros de Consulta para reformar el Poder Judicial insistió en que todos, hasta los opositores, podrán participar en la nueva elección de ministros, magistrados y jueces, siempre y cuando cumplan con los requisitos de ser licenciados en Derecho con la experiencia requerida según sea el puesto.
Pero luego, en la entrevista que dio al periodista Pepe Cárdenas, en Radio Fórmula, mencionó explícitamente al ministro Luis María Aguilar, a quien acusó de corrupción y acabó vetándolo como posible candidato a ministro e igual descalificó para participar en la elección a todos los del ” Frente guango de derecha” (sic).
Estas actitudes de los vencedores hacen necesario reparar en la necesidad de que los políticos mexicanos en general –ganadores y perdedores electorales– debieran tomar cursos de cultura cívica que refuercen su compromiso con la democracia, con los valores esenciales de respeto a la pluralidad, a la paridad de género, a la diversidad, a la no discriminación, a la convivencia pacífica, a la búsqueda de diálogos y consensos.
Realmente el Estado mexicano tiene la obligación constitucional de fomentar los derechos ciudadanos desde la escuela y fomentar la educación cívica a través de instituciones autónomas, poco apreciadas por el obradorismo –sobreviven aún pero están amenazadas de desaparecer–, que entre sus facultades deben fomentar la cultura cívica en el país.
Entre estas se encuentran: el Instituto Nacional Electoral (INE), el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).
La elección de la doctora Sheinbaum, pese a la promesa de continuar un segundo piso de la 4T, se cree podría imprimirle características propias en beneficio de la estabilidad y crecimiento del país.
Feministas, como la antropóloga Marta Lamas, han recibido bien que “llegue a la Presidencia una mujer”, pero esto no resuelve en automático los problemas de las mujeres, reconoció.
Pero ella tiene “inteligencia y disciplina”, consideró Lamas, aunque será vista con una carga de feminidad en cada una de sus acciones, va a arrastrar estas valoraciones culturales, la gente dirá a cada error: “ah, las mujeres no saben gobernar”, por ello pidió “hacer un ejercicio de autorreflexión y medirla con un parámetro distinto”.
Abre cierto optimismo que la virtual presidenta electa ya se haya manifestado por un sistema de cuidados para las mujeres mayores de 60 años y más; recientemente se pronunció por el derecho de las mujeres a la igualdad sustantiva y por el derecho –y no el privilegio– de que todas las mexicanas y mexicanos puedan vivir una vida plena sin discriminación.
De esta forma, la futura mandataria reiteró que en septiembre buscará impulsar cuatro reformas que se derivan de los compromisos que hizo durante su campaña presidencial, dos son parte del paquete presentado por Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de febrero: la polémica reforma al Poder Judicial de la Federación y reformas para el reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas como sujetos de derecho público.
En ese paquete de seis iniciativas, la doctora Sheinbaum propuso cuatro de su autoría: un apoyo económico a las mujeres de 60 a 64 años; becas universales para estudiantes de educación básica; cambios a Ley del ISSSTE del 2007 y la de No reelección.
Este jueves la VPE dará a conocer su gabinete y, con base en los perfiles de los integrantes, iremos confirmando si realmente habrá una nueva identidad en la presidencia de la República para los próximos seis años (2024-2030). Entre junio y agosto, si se incluyen y toman en cuenta voces expertas en los foros para la Reforma del Poder Judicial de la Federación, podremos cimentar buenas expectativas para el nuevo gobierno.
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