Fertilización sostenible podría ser la respuesta para contrarrestar las emisiones de CO2 producidas por el ganado. INFORMACIÓN DE NOTIPRESS Diversos reportes de organizaciones ambientales explican que el estiércol, principalmente de vaca es un dolor de cabeza para el sector agrícola. Ante ello, el método de reciclaje de abono podría ser además de una tendencia, la alternativa para desarrollar un fertilizante sostenible. Un […]
Fertilización sostenible podría ser la respuesta para contrarrestar las emisiones de CO2 producidas por el ganado.
INFORMACIÓN DE NOTIPRESS
Diversos reportes de organizaciones ambientales explican que el estiércol, principalmente de vaca es un dolor de cabeza para el sector agrícola. Ante ello, el método de reciclaje de abono podría ser además de una tendencia, la alternativa para desarrollar un fertilizante sostenible.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Cornell señala que el proceso conocido como Pirólisis, puede retener los nutrientes esenciales para transformar el estiércol en fertilizante ecológico. La investigación publicada por la revista científica Nature, explica que el estiércol se puede convertir en un fertilizante sostenible sin oxígeno a partir del biocarbón o carbón vegetal.
Con una alternativa así para fabricar fertilizantes, los productores de lácteos podrían dejar de almacenar excremento en las lagunas de las granjas o esparcirlos sobre los campos cercanos. “El estiércol suele ser un problema y emite grandes cantidades de CO2 al medio ambiente, cada vez más tenemos complicaciones para deshacernos de él”, agregó Johannes Lehmann, profesor de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida en la Universidad de Cornell en Estados Unidos.
Según el equipo de trabajo de Lehmann, utilizando el proceso de pirólisis del estiércol sólido y la retención del líquido en el biocarbón, se puede crear un fertilizante a partir de los desechos orgánicos. Además, el fertilizante comercial compuesto por nitrógeno, fósforo y potasio, se crea por medio de insumos de carbono, entre ellos, el gas natural, azufre, carbón y depósitos de roca.
De acuerdo a las estadísticas de la Universidad de Cornell, Nueva York tiene un promedio de desechos de estiércol de 12,8 millones de toneladas métricas al año. Esa cantidad podría fácilmente fertilizar cerca de 43 mil plantas de maíz, y dando una alternativa de negocio a los agricultores y ganaderos de la región. “Desarrollar fertilizantes sustentables puede ser el factor más importante para ahorrar dinero y aliviar los problemas ambientales”, se puede leer en el documento.
Otros resultados explican que se está reduciendo el volumen del producto de desecho sólido del estiércol el cual tiene un 90% de agua y el proceso de pirólisis puede reducir a 0% su humedad. De esa manera, los nutrientes quedan casi intactos eliminando casi en su totalidad los malos olores, y sobre todo, los gases efecto invernadero a gran escala.
La creciente preocupación por el medio ambiente ha orillado a los productores agrícolas y ganaderos a buscar otros métodos de fertilización. Un punto clave para detectar en el estiércol generado por los animales una fuente de dinero y sustentabilidad. Ahora, los científicos de la Universidad de Cornell están concentrados en poder desarrollar el fertilizante sostenible a gran escala y probarlo en otras regiones de Estados Unidos.
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