Una representación de San Antonio de Padua, robada en 2002 de la parroquia de Santiago Apóstol, en el municipio Jiutepec, en el estado de Morelos, centro de México, fue entregada por el Gobierno de Estados Unidos a México, informó este miércoles el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En un comunicado, el INAH dijo […]
Una representación de San Antonio de Padua, robada en 2002 de la parroquia de Santiago Apóstol, en el municipio Jiutepec, en el estado de Morelos, centro de México, fue entregada por el Gobierno de Estados Unidos a México, informó este miércoles el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En un comunicado, el INAH dijo que se trata de una escultura policromada y estofada, de 1,1 metros de alto por 50 centímetros (cm) de ancho y 60 cm de profundidad, con elementos característicos de haber sido elaborada en el siglo XVII, la cual representa a San Antonio de Padua.
Además tiene un tratamiento en el pelo, una encarnación, su hábito está tallado en madera, cuenta con aplicaciones de oro en un fondo oscuro, que ayudan a resaltar sus diseños florales y fitomorfos con los que cuenta.
Entre los elementos iconográficos de la obra destaca la tonsura -círculo rasurado en la coronilla- de la talla, el hábito con un cíngulo o cordón con borlas en los extremos, tanto textil como tallado sobre el ropaje; en su mano izquierda lleva una biblia, calza unas sandalias, representativas de la devoción que se le tiene en la grey religiosa.
Sobre su estado de conservación, presenta cierto grado de deterioro, aunque estructuralmente está estable. Se observa, por ejemplo, la pérdida de una falange del dedo anular de la mano derecha. Presenta la pérdida de un aura de metal, que portaba sobre su coronilla.
El INAH apuntó que la pieza recuperada será sometida a procedimientos de limpieza, consolidación, eliminación de suciedad y elementos ajenos a la obra. Posteriormente, se buscará reintegrarla a su comunidad, en Jiutepec, Morelos.
La institución relató que tras 20 años de búsqueda y gracias a la colaboración entre las secretarías de Relaciones Exteriores (SRE) y de Cultura de México, a través del INAH, así como la Fiscalía General de la República (FGR), en colaboración con autoridades del Buró Federal de Investigación (FBI en inglés), se recuperó y repatrió la escultura.
La pieza llegó a la Ciudad de México procedente de Dallas, Texas, para ser entregada por representantes del FBI en la Embajada de Estados Unidos en el país, a autoridades de la FGR, quienes, a su vez, turnaron el bien cultural a representantes de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH.
La secretaria de Cultura de México, Alejandra Frausto, destacó que el esfuerzo común por recuperar el patrimonio cultural que se encuentra fuera del país de forma ilegal y consideró a la repatriación como “una verdadera acción de diplomacia cultural”.
Por su parte, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, reconoció como “fundamental para el futuro” el trabajo de la Secretaría de Cultura y del INAH y destacó que es momento de celebración por el buen trabajo de todos y de parte del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo entrega de la pieza a México.
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