Es una de las principales causas de hospitalización y urgencias en embarazadas, pero también afecta a miles de mexicanos. La enfermedad renal crónica (ERC) es un problema de salud pública que afecta cada vez a más personas en México. Solo en un mes, el IMSS atiende a unas 80 mil personas con terapia de reemplazo renal. La ERC es una de las principales causas de […]
Es una de las principales causas de hospitalización y urgencias en embarazadas, pero también afecta a miles de mexicanos.
La enfermedad renal crónica (ERC) es un problema de salud pública que afecta cada vez a más personas en México. Solo en un mes, el IMSS atiende a unas 80 mil personas con terapia de reemplazo renal. La ERC es una de las principales causas de hospitalización y demanda de urgencias, y su prevalencia sigue en aumento. El Instituto Nacional de Perinatología (INPer) se ha posicionado como un referente en América Latina para la atención de embarazadas con esta enfermedad.
La Secretaría de Salud, a través del INPer, ofrece el único Servicio de Nefrología-Obstétrica en América Latina, especializado en la atención integral de mujeres embarazadas con enfermedades renales. Este servicio proporciona cuidados especializados durante todo el proceso gestacional: embarazo, parto y puerperio, con un enfoque multidisciplinario para garantizar la salud materno-fetal.
La enfermedad renal crónica (ERC) no tiene cura, pero el tratamiento busca controlar los síntomas, reducir las complicaciones y retrasar la progresión de la enfermedad. En el embarazo, los principales riesgos incluyen la disminución de la supervivencia fetal, debido a la hipertensión materna, y un aumento en el riesgo de prematurez.
México no cuenta con información precisa sobre la cantidad exacta de mujeres embarazadas con este padecimiento. Se estima que el 11% de la población general padece algún grado de ERC. Afortunadamente, la enfermedad es prevenible en muchos casos, ya que generalmente es consecuencia de hipertensión y diabetes mal controladas, obesidad u otros problemas de salud.
Aunque las mujeres con ERC pueden embarazarse, la etapa de la enfermedad influirá tanto en la capacidad para concebir como en el riesgo de complicaciones durante la gestación. Las mujeres que requieren hemodiálisis presentan un alto riesgo de complicaciones, como aborto espontáneo, muerte fetal, parto prematuro y preeclampsia. Para su atención, se requiere un centro especializado en hemodiálisis, que brinde apoyo a aquellas mujeres que descubren su enfermedad renal durante la gestación.
La Secretaría de Salud indicó que, en el INPer, el equipo de trabajo está altamente capacitado y cuenta con tecnología de punta. Cada año, se realizan entre 450 y 600 sesiones de hemodiálisis. Además, desde 2024, se atienden cerca de 900 consultas anuales, todas relacionadas con enfermedades renales en el embarazo.
La colaboración con otros institutos nacionales, como el Instituto Nacional de Cardiología, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el Hospital General de México y el Hospital Juárez de México, fortalece el enfoque multidisciplinario. Con el Departamento de Nefrología del Instituto Nacional de Cardiología, se han realizado alrededor de 70 biopsias renales.
En cuanto al embarazo, se han realizado diagnósticos certeros y tratamientos oportunos, evitando la pérdida de la función renal en cerca del 80% de las pacientes sometidas a estudios.
La enfermedad renal crónica (ERC) desarrolla síntomas de manera gradual. Entre los más comunes se incluyen náuseas, vómitos, pérdida de apetito, fatiga, debilidad, problemas para dormir, cambios en la producción de orina, hinchazón de pies y tobillos, picazón, sequedad en la piel, falta de aliento, dolores de cabeza y pérdida de peso involuntaria.
Los síntomas iniciales de la ERC pueden ser similares a los de otras enfermedades y pueden ser el único signo de un problema en las primeras etapas. Las causas más comunes de ERC son la diabetes, hipertensión arterial, obesidad, tabaquismo, antecedentes familiares de la enfermedad renal, automedicación y la edad avanzada (mayores de 60 años).
Aunque los tratamientos no curan la enfermedad renal, sí pueden retrasar su progresión y reducir los síntomas.
Información de AMEXI.
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