Tras evitar la desaparición, un peligro provocado por la pandemia, el emblemático Salón Los Ángeles, una joya del baile y la vida nocturna de México y Latinoamérica, se apresta y se engalana para celebrar su 85 aniversario el próximo 2 de agosto. Enclavado en la popular colonia (vecindario) de Guerrero, a unos pasos de la […]
Tras evitar la desaparición, un peligro provocado por la pandemia, el emblemático Salón Los Ángeles, una joya del baile y la vida nocturna de México y Latinoamérica, se apresta y se engalana para celebrar su 85 aniversario el próximo 2 de agosto.
Enclavado en la popular colonia (vecindario) de Guerrero, a unos pasos de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en pleno centro de Ciudad de México, el lugar, un salón de baile “de los de antes”, conserva su histórico diseño y su aroma totalmente a barrio.
Con gran parte de la decoración original, su piso de duela, una amplia zona de baile, además de su tradicional anuncio de luces neón y un altar de la virgen de Guadalupe, el sitio atrapó a los asiduos visitantes y ahora conquista a los nuevos con esa aura y aroma de vivir una época que solo guardan la memoria, el cine y decenas de fotografías del lugar.
El salón celebrará sus 85 años con tres bailes de aniversario el 30 y 31 de julio y el 2 de agosto, cuando habrá siete orquestas y ocho horas de baile.
SOBREVIVIENTE DE UNA ÉPOCA
“El salón es un sobreviviente de una época, de los años 40 del siglo pasado, y ya es un ente raro”, cuenta este domingo a Efe Miguel Nieto, cuyo abuelo fundó el lugar en 1937 durante la presidencia de Lázaro Cárdenas.
“Ya no existe ningún otro salón, no solo en México, creo que en toda Latinoamérica, que haya sido un foro de expresión musical para desarrollar nuevos ritmos como lo fue de su momento el salón Los Ángeles”, añadió.
Además, Nieto consideró que “el salón forma parte de la cultura urbana de nuestra ciudad y de nuestro país, de las relaciones culturales que tiene México con el Caribe, además ha sido parte de los distintos movimientos sociales que ha habido en la ciudad”.
LA CATEDRAL DE LA MÚSICA TROPICAL
Para el actual propietario y administrador, la mítica sala de baile ha sido un lugar de encuentro donde la gente, mayormente de la tercera edad, viene a bailar, oír música, reflexionar, divertirse, o llorar la muerte de algún ser querido, pero lo más importante es que es “plural”.
“Para los músicos, cuando se habla de Los Ángeles, estamos hablando de ‘la catedral de la música tropical’ en México”, dijo a Efe el pianista, compositor, arreglista y productor Héctor Infanzón, quien el 2 de agosto se presentará en el aniversario con su “big band”.
“Tocar aquí es uno de los privilegios más grandes que cualquier músico de este género (tropical o música afroantillana) puede tener”, añadió Infanzón, quien puede abordar con maestría todo género, desde el jazz y la música de concierto, hasta el afrocaribeño, el folclórico y rock.
“Como en los toros, el salón Los Ángeles es la gran plaza, considero que la más importante de América Latina y yo diría que del mundo porque un salón como Lo Ángeles se ha convertido en un patrimonio de la humanidad”, señaló Infanzón.
De familia de músicos, Infanzón recordó que su padre conversaba en el lugar con el cantante cubano Benny Moré, el llamado “Bárbaro del ritmo”, mientras que su madre, ahora de 96 años, asistía desde los 18.
“Es precisamente de historias y personajes como se fue construyendo este lugar”, dice.
“Los Ángeles apuesta a la vanguardia y esa es la razón por la que sigue vigente (…) además es el último reducto que tiene la gente mayor para venir a bailar” en la capital mexicana, agrega.
CENTRO CULTURAL, SOCIAL Y POLÍTICO
El lugar es reconocido por dar cabida a todo tipo de expresiones musicales, actores, políticos y escritores como Carlos Fuentes, quien celebró su cumpleaños e invitó a Gabriel García Márquez y José Saramago.
También por su duela pasaron Mario Moreno “Cantinflas”, vecino del barrio; Fidel Castro y León Trotsky, además de los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, y en los últimos años hasta el subcomandante Marcos.
Para Froylán Escamilla, maestro en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, hablar de la popular sala de baile “es hablar del último salón de baile de la Ciudad de México, un actor octogenario” y “parte de su memoria”.
Recordó que “fue una plataforma inmensa para las estrellas de las corrientes africanas” como Benny Moré o el creador del mambo, Dámaso Pérez Prado, a quien “le colocaban una alfombra roja para llegar en hombros al escenario”.
Para el especialista, que el lugar sea “un negocio familiar es una cosa que es no común” y, de hecho, destacó, el salón “tiene mayormente un espacio para al baile y no sillas y las mesas para mayor consumo”.
Explicó que el salón lleva su nombre porque “a unos pasos de aquí está la iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles, una advocación de la Asunción de María”.
“Resulta impresionante cómo el salón se ha sabido mantener a pesar de la incongruencia que implica la globalización (…) y frente la homogeneización y el monopolio de la cultura, Los Ángeles ha sabido navegar ofreciendo otras posibilidades, amor, fervor, cariño, la energía de los pasos en la duela y las luces de neón”, expuso.
Escamilla dice que no es gratuito que la sala de bailes resida en un barrio popular porque es parte de “la cultura de la gente de la clase trabajadora que encuentra en el baile y en estas músicas una posibilidad de ser”.
Con el aniversario 85 prácticamente encima, y a 15 años de celebrar el centenario, Nieto, de 72 años, cree que él no estará para esas fechas y desde ahora dijo que “su labor es como asegurar que el salón no sea un edificio más, no se convierte en un ‘antro’ más”.
“Quien no conoce Los Ángeles, no conoce México”, dice el popular eslogan de este espacio, con capacidad para más de 2.000 personas, y su aniversario 85 es la oportunidad para conocerlo, y por ende, conocer México.
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