Miscelánea, salud y política Judith Álamo López “El hombre que se complace en afligir a otro, su semejante, no puede menos que tener un alma ruin y un corazón protervo.”: Joaquín Fernández de Lizardi Fiel encarnación de su último personaje creado para seguir protagonizando el show de las mañaneras y para no violar la prohibición […]
Miscelánea, salud y política
Judith Álamo López
“El hombre que se complace en afligir a otro, su semejante, no puede menos que tener un alma ruin y un corazón protervo.”: Joaquín Fernández de Lizardi Fiel encarnación de su último personaje creado para seguir protagonizando el show de las mañaneras y para no violar la prohibición del INE de no mencionar a Xóchitl Gálvez, el presidente Andrés Manuel López Obrador, como el pícaro de Lizardi, abrió una nueva sección para burlar la ley, llamada: “No lo dije yo”, y claro la estrenó haciendo referencia a la aspirante del Frente Amplio por México (FAM) a la Presidencia.
El show para nuestro jefe de Estado y de Gobierno, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas continúa, la obra en marcha, iniciada con mucha antelación a los tiempos legales podría titularse: Peripecias de la sucesión presidencial 2024. Primer acto: destape y promoción de las corcholatas. Segundo acto: Tírele a Xóchitl. Tercer acto: Carrera final entre corcholata finalista vs. sobreviviente del FAM ((integrado por PRI, PAN y PRD).
Inmerso el país en la vorágine de la violencia, podría ser hasta simpático que alguien montara una comedia picaresca para entretener al prójimo. Pero no, nada llama a risa cuando el presidente, para no recibir una notificación oficial del INE, hizo cerrar las oficinas de la Consejería Jurídica y Oficialía de Partes, “por vacaciones” un día después de emitidas las medidas cautelares que le prohibían mencionar en las mañaneras a Xóchitl Gálvez. El INE ante la chicanada presidencial tuvo que notificarlo por internet.
Es lamentable el espectáculo montado en Palacio Nacional que además trata de esconder la parálisis gubernamental frente al avance territorial de la delincuencia, su inoperancia frente a la inseguridad que ensombrece al país con homicidios y desapariciones por encima del promedio mundial; la decadencia en los servicios de salud, educación y en general el avance de la descomposición social.
El presidente de la República ha demostrado ser un avezado animal político. Desde que asumió el gobierno aplica la estrategia del César, divide y vencerás, de forma que se ha convertido en un hábil promotor de la confrontación poblacional entre aplaudidores y quienes lo cuestionan, exige lealtad a cambio de programas sociales, usa su programa estrella Bienestar para exigir: “amor con amor se paga”. De esta forma, trabaja cada día en fragmentar al pueblo a fin de impedir el cambio político-electoral en 2024.
A pesar de todos sus esfuerzos, crece el antagonismo a AMLO: se ensancha el grupo de juristas que condenan el abuso de poder sistemático que deshonra la investidura presidencial; los críticos al espectáculo de las mañaneras como parte central de un gobierno que exhibe pobreza de miras y expone a periodistas y adversarios al escarnio público.
Se multiplican los cuestionamientos al gobierno de un solo hombre que pasa sobre el andamiaje institucional, la Constitución y el Estado de Derecho, aumentan los grupos sociales organizados y ciudadanos que claman a favor de lograr la alternancia el próximo año apoyando ya sea a Xóchitl Gálvez, Santiago Creel, Enrique de la Madrid y demás aspirantes.
En un desayuno de los integrantes de ANPERT (Asociación Nacional de Periodistas de Radio con Televisión) el panista Jorge Luis Preciado, aspirante a coordinador de los trabajos para elegir el candidato a la presidencia de la República por la alianza opositora, reveló estar insatisfecho con la fórmula que exige 150 mil firmas de apoyo para lograr ser candidato. Explicó que esto dejó fuera a candidaturas ciudadanas, puesto que es imposible obtengan el respaldo requerido quienes no pueden acceder al apoyo de grupos sociales o corporativos.
Sin embargo, aseguró que está involucrado desde el principio con el Frente e impulsará que se logre un candidato fuerte opositor. Él mismo, oriundo del estado de Colima, no se descarta. Su historia de vida abarca desde las penurias vividas por haber sido trabajador indocumentado, pasando por estudios de abogado, maestría y una larga experiencia como legislador del PAN (senador y cuatro veces diputado federal). Consideró un reto que dentro de Acción Nacional se logre el consenso para apoyar a un solo aspirante, venciendo diferencias.
Sobre el nivel de popularidad alcanzado por Xóchitl Gálvez en encuestas, a pocos puntos de las corcholatas morenistas, pese a la ventaja que tenían, especialmente Claudia Sheimbaun, quien inició campaña hace dos años, Preciado considera que falta tiempo de exposición y los ataques presidenciales pueden dañar mucho su imagen, por lo que podría surgir otro u otra que encabece el FAM.
Regresando a la narrativa de Palacio, casi siempre alejada de la verdad, pero muy conveniente para la propaganda a favor de Morena, nadie ignora la importancia que en México tienen los grupos de poder económico, pese a lo dicho por AMLO con respecto a que quieren imponer a Xóchitl; los hombres más ricos del país están con él, ellos no han sido afectados en sus intereses puesto que les ha dado contratos sin licitación de por medio en sus obras majestuosas.
Y sobre el villano favorito de Palacio, Claudio Xavier González Guajardo, quien es “el gran elector” del Frente Amplio por México, según López Obrador, quienes lo conocen afirman que esto es falso. Es abogado de profesión, impulsor de organizaciones civiles, fue fundador de varias, entre ellas mexicanos contra la corrupción y la impunidad.
Eso sí, es crítico acérrimo del populismo de AMLO y Morena. Él mismo se define en su perfil de Twitter como un “demócrata liberal y de centro progresista”. Su padre es el empresario Claudio X González Laporte, quien ha sido líder del Consejo Mexicano de Negocios y del Consejo Coordinador Empresarial.
Si nos atenemos a las encuestas y los índices de popularidad de López Obrador, en el transcurso del gobierno de la 4T, a la par de afianzarse su capital político lo cierto es que se ha venido ensanchando el grupo de críticos y oponentes.
Se han multiplicado los escritores, politólogos y especialistas que cuestionan el populismo, a los líderes carismáticos incapaces de trabajar en equipo, a los falsos redentores, a los mesías creyentes de que su inspiración divina le da el derecho a usar con libre albedrío y opacidad los recursos públicos. Crece la oposición a los aspirantes a autócratas, promotores desde el pódium presidencial de campañas negras para desprestigiar a sus adversarios políticos.
La opacidad ha sido una característica del gobierno de Andrés Manuel López, quizá esta sea para cubrir faltas de cumplimiento a las leyes presupuestales, de adquisiciones y licitaciones. Sus fieles seguidores en el Senado, sin rubor alguno, cumplieron su deseo de dejar inoperante el INAI. Así le quitaron el problema a su jefe de rendir cuentas. Este deseo fue transmitido por su secretario de Gobernación, a quien en tiempos de campaña hay que observar como una de las más fieles corcholatas, cuyo principal rasgo es la obediencia incuestionable al amo.
Falta menos de un año y el camino hacia los comicios del 2 de junio de 2024 aún es largo. La muerte de Porfirio Muñoz Ledo propició que los periodistas que lo entrevistaron durante el último año revivieran sus acusaciones en contra de López Obrador por haber traicionado sus ideales al establecer un narco-Estado y del presidente de Morena, Mario Delgado, a quien culpó de haber logrado los triunfos en gubernaturas en estados por alianzas con el narcotráfico. Aun así, el polémico fundador de Morena confiaba en que el cambio de gobierno en 2024 sería inminente, y de ahí a la reconstrucción del país.
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