De Política Alejandro Álvarez Manilla. Así a unos días de que el presidente Andrés Manuel López Obrador rinda su quinto informe de gobierno, que por primera vez en la historia del país se realizara en Campeche, para después ir a pasear en el Tren Maya, la situación violenta en 30 estados no tiene freno. Lo […]
De Política Alejandro Álvarez Manilla.
Así a unos días de que el presidente Andrés Manuel López Obrador rinda su quinto informe de gobierno, que por primera vez en la historia del país se realizara en Campeche, para después ir a pasear en el Tren Maya, la situación violenta en 30 estados no tiene freno.
Lo mismo sabemos de secuestros y enfrentamientos contra poblaciones en Chiapas, que bloqueos en Tamaulipas, o fines de semana con retenciones en poblaciones michoacanas, sin olvidar los robos a transportes públicos de pasajeros y de carga en carreteras nacionales.
También los ajustes de cuentas o crímenes en vía pública, en Guerrero, Morelos, Colima, Veracruz, Baja California, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y otros estados más, que cada vez más violentos y buscan difundir en redes sociales para atemorizar a una sociedad que está sumida en pánico que ve afectada su patrimonio y su familia.
Aunque, el gobierno de cifras con estadísticas adecuadas que no empatan con la realidad, el trama que se vive en México es una pesadilla, donde impera la ley de las armas y el crimen gobierna.
El descaro del gobierno al no reconocer la violencia imperante en el país, que está en boca de los políticos gobernantes, que se jactan de minimizar todo hecho delictivo que afecta a la población, sea de estados como Chiapas o Tamaulipas, sin olvidar a Guerrero y Michoacán.
Lo mismo da, saber que hubo bloqueos, ejecuciones, secuestros, trasiego de droga o tráfico de migrantes, cobros por protección, ante lo cual no hay respuesta de la autoridad, solo hay declaraciones posteriores a hechos delictivos y/o criminales.
Ejemplos sobran, cuantos activistas empresarios, comerciantes, políticos y periodistas han denunciado amenazas, mismas que la autoridad minimiza hasta ve hechos de sangre, y culpa al entorno y al pasado. No da solución, solo reacción a posteriori. ¿Será por complicidad o miedo?
Pero ante escenarios criminales, los políticos aplican la dispersión y no dan solución, esperan que el olvido llegue con el tiempo, tiempo que deja hogares enlutados y familias de dolidas, con rencor.
En fin, el “México Violento”, despertó y está dañado al país ante la pasividad de la autoridad, que esperemos también despierte y afronte esta cruel realidad.
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