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Aunque Halloween es una de las celebraciones estadounidense más reconocidas, en países como México también se ha adoptado este festejo y cientos de mexicanos suelen salir a las calles disfrazados u organizar fiestas temáticas para dar lo mejor de sí en la festividad. Sin embargo, detrás de cada disfraz hay un gran gasto de recursos […]
Aunque Halloween es una de las celebraciones estadounidense más reconocidas, en países como México también se ha adoptado este festejo y cientos de mexicanos suelen salir a las calles disfrazados u organizar fiestas temáticas para dar lo mejor de sí en la festividad. Sin embargo, detrás de cada disfraz hay un gran gasto de recursos que le cuesta al medio ambiente.
De acuerdo con Cecilia Ollero, Country Manager de GoTrendier (App para compra y venta de ropa de segunda mano), los disfraces que usamos para Halloween son considerados unas de las prendas más contaminantes. “La producción de disfraces de Halloween, especialmente aquellos hechos de materiales sintéticos como el poliéster, contribuye significativamente a la contaminación. Se estima que un disfraz típico puede generar hasta 6.3 kg de CO2 durante su fabricación”.
Una alternativa viable para celebrar el Halloween sin perjudicar al medio ambiente es optar por comprar disfraces de segunda mano. Esto no sólo reduce el desperdicio textil, sino que también disminuye la demanda de producción nueva.
Otra opción que destaca es hacer disfraces caseros utilizando prendas que ya se tienen o reciclando materiales, “lo que también promueve la creatividad y la originalidad.
Los beneficios de estas opciones a corto plazo, es un ahorro económico, variedad y autenticidad y a largo plazo se colabora indirectamente con la reducción de residuos que terminan en sumideros, además de que se fomenta la conciencia ambiental entre las nuevas generaciones, promoviendo la moda sostenible.
Según la ONU (Organización de Naciones Unidas), la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.
Celebrar Halloween no tiene por qué ser un problema medioambiental si somos conscientes del daño que genera fabricar un disfraz. La moda circular o compra de segunda mano es una buena manera de ahorrar y evitar contaminar más nuestro planeta.
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