En la elección presidencial en Estados Unidos, que se realiza este martes de noviembre, como cada cuatro años, el ganador no será s quien más votos populares acumule, sino quien logre la cifra de 270 votos electorales de un total de 538 que componen el llamado Colegio Electoral. Esta cifra quedó fijada en 1958 y […]
En la elección presidencial en Estados Unidos, que se realiza este martes de noviembre, como cada cuatro años, el ganador no será s quien más votos populares acumule, sino quien logre la cifra de 270 votos electorales de un total de 538 que componen el llamado Colegio Electoral. Esta cifra quedó fijada en 1958 y no ha variado, pese al importante crecimiento de la población de Estados Unidos desde entonces.
El Colegio Electoral es un organismo federal que surge y desaparece cada cuatro años cuando hay elecciones, y tiene básicamente dos funciones: nombrar ganador al que sume 270 votos y, previamente, repartir los 538 votos entre los 50 estados y el Distrito Columbia, según el número de habitantes, de modo que el más poblado se queda con el mayor número y así hasta que todos tengan su parte proporcional.
El reparto de votos se ajusta según el último censo nacional, por lo que, quien gane mucha población, es candidato firme a sumar votos electorales y viceversa. Como el censo se actualiza cada década, el reparto que hace el Colegio Electoral a cada estado sirve para dos elecciones consecutivas. En esta situación, servirá tanto para las elecciones de hoy martes 5 de noviembre como para las elecciones de 2028.
En comparación con el Colegio Electoral de las elecciones de 2020, lo más llamativo del reparto 2024-2028 es que ha habido un importante trasvase de población de estados progresistas hacia estados conservadores.
California sigue siendo el estado que aporta más votos electorales (44) pero ha perdido uno de los 45 que tenía en 2020. También perdieron un voto cada uno estados poblados como Nueva York (que se queda con 28), Illinois (19), Pensilvania (18), Ohio (17) y Michigan (15). Todos ellos, aunque algunos por márgenes muy estrechos, dieron la victoria a Biden.
En el otro extremo, los dos grandes estados republicanos aumentaron en número de votos electorales: Texas, con la mayor subida nacional, al pasar de 38 a 40, y Florida, de 29 a 30. También sumaron un voto electoral Carolina del Norte (16) y Montana, ambos tradicionalmente republicanos, y los demócratas Colorado (10) y Oregon (8).
El cambio de votos electorales de estados progresistas a conservadores en 48 de los 50 decidieron que el ganador (aunque sea por un solo voto) se lleva todos los votos electorales de cada estado, mientras que sólo dos los reparten de manera proporcional: Maine (11) y Nebraska (5).
Esta obligación de dividir tan solo 538 votos entre 50 estados provoca que estados muy poblados estén infrarrepresentados, mientras que los estados menos poblados, que son la mayoría, están sobrerrepresentados.
Si California, con 39.5 millones de habitantes, tuviera en proporción el mismo número de votos electorales que Wyoming, que tiene 3, con apenas 576.8 mil habitantes, el Estado Dorado debería tener 68 votos populares, en vez de los 54 que tiene.
De nuevo, esta sobrerrepresentación beneficia a la candidatura republicana, ya casi todos ellos son feudos ultraconservadores, como todos los estados del llamado Cinturón de la Biblia.
Este Colegio Electoral desproporcionado ha sido negativo para los demócratas en la historia reciente de EUA, ya que en dos ocasiones ganaron claramente en voto popular, pero perdieron las elecciones porque no lograron sumar 270 electores.
En el año 2000, el vicepresidente Al Gore ganó la elección popular con un millón de votos de diferencia sobre su rival, George W. Bush, pero el candidato demócrata perdió las elecciones porque sumó 266 votos electorales, mientras que el republicano logró 271.
En 2016 Hillary Clinton ganó el voto popular con 65.8 millones de votos, quedando rezagado Donald Trump con 62.9 millones, pero finalmente la victoria fue a parar al candidato republicano, al lograr 304 votos electorales, frente a los 227 de la candidata demócrata: los casi tres millones de ventaja que logró del voto popular no sirvieron para nada.
Si el sistema electoral estadounidense se hubiera regido por el voto popular en vez de por el Colegio Electoral, los demócratas habrían llegado a estas elecciones sumando un récord de ocho mandatos consecutivos.
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