El próximo 14 de marzo de 2025, los cielos de México se iluminarán con un ecplise lunar total, un fenómeno que ha inspirado desde explicaciones científicas hasta mitos fascinantes a lo largo de la historia. Según Star Walk, este evento será visible en diferentes partes del mundo y se posiciona como uno de los espectáculos astronómicos […]
El próximo 14 de marzo de 2025, los cielos de México se iluminarán con un ecplise lunar total, un fenómeno que ha inspirado desde explicaciones científicas hasta mitos fascinantes a lo largo de la historia.
Según Star Walk, este evento será visible en diferentes partes del mundo y se posiciona como uno de los espectáculos astronómicos más esperados del año.
Un eclipse lunar ocurre cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando una sombra sobre el satélite. Durante este proceso, la atmósfera terrestre filtra la luz solar, dando a la Luna un tono rojizo característico, conocido como “Luna de sangre”.
De acuerdo con National Geographic, desde las primeras civilizaciones, los eclipses han sido rodeados de creencias que mezclan lo místico con lo aterrador. En culturas como la mexica, se pensaba que una deidad devoraba al Sol o a la Luna, y los sacrificios humanos eran comunes para evitar desastres. Por otro lado, los mayas, con sus avanzados conocimientos astronómicos, lograban predecir estos fenómenos con gran precisión, dejando registros en códices como el de Dresde.
Uno de los mitos más persistentes ha sido la relación entre eclipses y terremotos. Esta idea proviene de interpretaciones religiosas, como las descritas en la Biblia, que asocian eventos astronómicos con catástrofes. Sin embargo, científicos e investigadores han desmentido cualquier vínculo entre ambos fenómenos. Si bien el Sol y la Luna afectan las mareas, no tienen influencia directa en los movimientos tectónicos de la Tierra.
Otro mito popular involucra los efectos de los eclipses en mujeres embarazadas. Durante generaciones, se creyó que mirar directamente un eclipse podría causar malformaciones congénitas en los bebés, como labio leporino, manchas en la piel o incluso abortos espontáneos.
Algunas culturas recomendaban a las embarazadas usar objetos protectores, como un hilo rojo alrededor de su cintura. No obstante, estudios científicos han descartado cualquier relación entre los eclipses y malformaciones, enfatizando que estos temores no tienen base científica.
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