De Política por Alejandro Álvarez Manilla Como es habitual en fin de año, los vendedores informales inundan las principales plazas publicas de la capital del país, los llamados “Torreros” porque siempre están atentos por si llegan los empleados de vía pública de las alcaldías con apoyo de elementos uniformados, les quitan mercancía o bien les […]
De Política por Alejandro Álvarez Manilla
Como es habitual en fin de año, los vendedores informales inundan las principales plazas publicas de la capital del país, los llamados “Torreros” porque siempre están atentos por si llegan los empleados de vía pública de las alcaldías con apoyo de elementos uniformados, les quitan mercancía o bien les extorsionan para dar seguir con su actividad ambulante.
Pero la capital del país es una ciudad que esta en pleno abandono, no solo en esta época decembrina, sino que ya es común. Hoy vemos como las calles y banquetas como espacios públicos han sido invadidos por comercios, en su mayoría con venta de comida.
Las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo “Metro”, y algunas otras del Metrobús son cercadas por estos vendedores, y que limitan el libre tránsito peatonal y de algunos vehículos, diariamente atienden las necesidades alimenticias de la población. Pero caen en el abuso de colgarse con “Diablitos” para robarse energía eléctrica, en las coladeras depositar desechos orgánicos, que no solo generan olores nauseabundos, sino que afectan el drenaje de por si deficiente de la ciudad, que en época de lluvias provoca encharcamiento y hasta inundaciones.
Además de contaminar el ambienta por los olores que generan, que quien pasa por ahí impregna su ropa a olor de garnacha.
De tal forma que hay lugares como la zona de terminales “Indios Verdes”, Taxqueña, Observatorio, y algunas estaciones de transferencia, donde no se ve el acceso a las puertas para abordar el transporte colectivo.
En algunas colonias céntricas como Roma, Condesa, Del Valle, Narvarte, Cuauhtémoc, Anzures y Polanco entre otras, los restaurantes o cafés se ampliaron a poner tiendas de campaña en los espacios de estacionamiento público, y en las banquetas, que limitan la movilidad de los transeúntes y automovilistas.
Y si a esto se le suma que hay acomodadores de automóviles, en los restaurantes que cobran como si fuera servicio de lujo, y los vehículos son estacionados en la vía pública, sin prevención alguna de seguridad en esta cuidad amenazada por la delincuencia.
Estos “Valet parking”, son empleados de empresas que prestan servicios a los negocios de comida, pero no le deja beneficios al gobierno capitalino, por no estar regulada para aportación de impuestos, ya que sus recibos de papel carecen de sellos fiscales.
A esta ciudad dejada de la autoridad, a parte de lo ya descrito, se suman la falta de luminarias y lo baches en las calles que nunca terminan de reparar, al igual de satisfacer las necesidades del transporte publico a estos 15 millones de capitalinos, como ejemplo esta la línea 1 de metro que tiene retraso en su segunda etapa de remodelación en poco más de seis meses, y el transporte sustituto autobuses es insuficiente a las horas pico. En fin esperemos que en lugar de inaugurar Utopías para esparcimiento, se atienda primero la movilidad capitalina.
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