Información de AMEXI En México, alrededor de 2.3 millones de personas padecen discapacidad auditiva, de estas, aproximadamente 50% son mayores de 60 años; más de 30% tienen entre 30 y 59 años, y 2% son menores de edad, según datos de la Secretaría de Salud (Ssa). La pérdida auditiva aumenta en jóvenes debido al uso extendido de dispositivos personales […]
Información de AMEXI
En México, alrededor de 2.3 millones de personas padecen discapacidad auditiva, de estas, aproximadamente 50% son mayores de 60 años; más de 30% tienen entre 30 y 59 años, y 2% son menores de edad, según datos de la Secretaría de Salud (Ssa).
La pérdida auditiva aumenta en jóvenes debido al uso extendido de dispositivos personales de audio, indica MED-EL, líder en soluciones auditivas.
El uso indiscriminado de teléfonos inteligentes y reproductores de música con auriculares a volúmenes altos es una acción común que perjudica su salud auditiva.
En los próximos 30 años o menos, más de mil millones de jóvenes en el mundo pueden sufrir pérdida de audición permanente alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un estudio de MED-EL indica que 31% entre 18 a 24 años, nunca se han hecho prueba de audición. La falta de conocimiento y la despreocupación hacen que la juventud sea más propensa a estas afecciones, ya que muchas de sus actividades habituales incluyen asistir a conciertos, festivales de música, antros y eventos deportivos en estadios con altos decibles de sonido advierten.
A muchos jóvenes no les importan los límites seguros de volumen ni el tiempo de exposición recomendada, lo que incrementa el riesgo de dañar su audición de forma irreversible a edad temprana, afirma en un comunicado Jimena Atuán Rodas, médico especialista en Audiología y gerente de Soporte Clínico MED-EL.
Es crucial que comprendan los riesgos a los que se enfrentan diariamente y consulten a un especialista en audición si notan alguna”, previene a la juventud y a la población en general.
La OMS detalla que factores genéticos pueden provocar pérdida de audición hereditaria y no hereditaria; infecciones intrauterinas, como la rubéola y la infección por citomegalovirus. En el periodo perinatal, la falta de oxígeno en el momento del parto, la ictericia grave en el periodo neonatal son otras causales.
También el bajo peso al nacer, morbilidades perinatales y su tratamiento pueden afectar la audición indican.
En la infancia y adolescencia son causas de pérdida de la audición: otitis crónica, presencia de líquido en el oído, meningitis y otras infecciones.
Durante la edad adulta y edad avanzada son factores de riesgo: enfermedades crónicas, tabaquismo, otosclerosis, degeneración neurosensorial relacionada con la edad y pérdida de audición neurosensorial repentina.
A lo largo de la vida también se pierde la audición por tapón de cera en el oído, traumatismo en el oído o la cabeza, ruidos o sonidos fuertes, medicamentos ototóxicos, productos químicos ototóxicos en el ámbito laboral, carencia nutricional, infecciones virales y otras afecciones del oído.
Además, se registran casos de retraso en la aparición de la audición o pérdida progresiva de esta por causas genéticas.
Resaltan las consecuencias de la pérdida de audición no tratada, en comunicación y habla, cognición, aislamiento social, soledad y estigma.
En los países en desarrollo, los niños con pérdida de audición y sordera rara vez son escolarizados se informa y agregan que en los adultos con pérdida de audición la tasa de desempleo es mucho más alta.
La OMS calcula que los casos desatendidos de pérdida de audición representan un costo mundial anual de 980 mil millones de dólares. Esa cifra incluye los costos del sector sanitario (excluyendo el costo de los dispositivos de ayuda a la audición), los costos del apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costos sociales.
Los comentarios están cerrados