El Día Mundial de la Salud Mental, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el fin de generar conciencia sobre los trastornos mentales y movilizar esfuerzos globales en apoyo de la salud mental.

Este año, el tema central es “Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”, una realidad urgente si consideramos que, según la OMS, el 60% de la población mundial trabaja, y que una persona promedio dedica cerca de 90,000 horas, o un tercio de su vida, a su empleo. Esta realidad hace evidente la urgencia de que las empresas tomen medidas para proteger, promover y fortalecer la salud mental de sus colaboradores.

Con el 75% de los trabajadores experimentando niveles de estrés laboral, en México nos posicionamos como el país con mayor estrés en el mundo, según datos de la OMS. La pandemia de COVID-19 exacerbó esta problemática, generando una mayor carga de trabajo e incertidumbre económica, factores que han repercutido negativamente en la salud mental de la población trabajadora.

Sonia Durán, gerente de Capital Humano de Ecosistemas, una empresa con más de 30 años de experiencia en selección y contratación de personal especializado en tecnologías de la información menciona que “el bienestar mental es crucial para la calidad de vida de los colaboradores, ya que impacta directamente en la productividad y en el ambiente laboral. Las empresas deben entender que la salud mental es un factor clave para el éxito organizacional”.

Asegura que el 42% de los empleados en México reporta síntomas de ansiedad, y el 27% muestra signos de depresión, lo cual es especialmente notorio en áreas de alta demanda como TI. “Es común que los profesionales de tecnología sientan que no pueden desconectar de sus responsabilidades debido a la naturaleza de su trabajo. Esto agrava los problemas de salud mental, y muchas veces no se sienten con la confianza de hablar sobre ello en sus organizaciones“.

En este contexto, la Ley Federal del Trabajo en México, a través de la Norma Oficial Mexicana NOM-035, establece la importancia de identificar y prevenir factores de riesgo psicosocial en los lugares de trabajo. Sin embargo, la implementación efectiva de esta normativa aún enfrenta desafíos.

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