Aproximadamente 8 millones de toneladas métricas de plástico ingresan al océano cada año, según el Departamento de Estado de Estados Unidos. Adicionalmente, los microplásticos, pequeñas partículas de cinco milímetros o menos, ya se han detectado dentro del cuerpo humano, en los pulmones y la sangre. Aunque se conocen estos y otros riesgos, en la revista […]
Aproximadamente 8 millones de toneladas métricas de plástico ingresan al océano cada año, según el Departamento de Estado de Estados Unidos. Adicionalmente, los microplásticos, pequeñas partículas de cinco milímetros o menos, ya se han detectado dentro del cuerpo humano, en los pulmones y la sangre. Aunque se conocen estos y otros riesgos, en la revista Annals of Global Public Health se publicó recientemente un informe innovador, de gran alcance. Éste aborda los peligros de la fabricación de plásticos y la contaminación, a lo largo del ciclo de vida de dicho producto, en áreas como la salud, medio ambiente, economía y justicia social.
Según el estudio, la producción mundial de plástico aumentó casi exponencialmente desde la Segunda Guerra Mundial y, en ese tiempo, se han fabricado más de 8 mil 300 megatoneladas (Mt) de plástico. Adicionalmente, el volumen de producción anual se incrementó de menos de dos Mt, en 1950, a 460 Mt en 2019 y la cifra podría triplicarse para 2060.
También la mitad de todo el plástico fabricado se ha producido desde 2002 y los plásticos de un solo uso representan entre el 35 por ciento y el 45% de la producción actual de plástico. Por otro lado, la fabricación de este material contribuye significativamente al cambio climático, siendo responsable en la actualidad del 3.7% de las emisiones globales de efecto invernadero. Esta contribución es mayor a la de Brasil y se proyecta que esta cifra aumente a 4.5% si las tendencias actuales no se controlan, aseguran los autores.
En términos de salud, los daños del plástico comienzan desde la extracción de materias primas, pues mineros del carbón, trabajadores del petróleo y de los campos de gas sufren una mayor mortalidad. Esto debido a lesiones traumáticas, neumoconiosis de los trabajadores del carbón, silicosis, enfermedades cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y cáncer de pulmón
Los trabajadores de la producción de plástico, por otro lado, tienen mayor riesgo de leucemia, linfoma, angiosarcoma hepático, cáncer de cerebro, cáncer de mama, mesotelioma, lesión neurotóxica y disminución de la fertilidad. Aquellos quienes laboran en la fabricación de textiles plásticos mueren de cáncer de vejiga, cáncer de pulmón, mesotelioma y enfermedad pulmonar intersticial a un ritmo cada vez mayor. Finalmente, los trabajadores que reciclan este material tienen mayores tasas de enfermedades cardiovasculares, intoxicación por metales tóxicos, neuropatía y cáncer de pulmón.
Respecto a la exposición por uso, se ha documentado que los aditivos plásticos interrumpen la función endocrina y aumentan el riesgo de nacimientos prematuros. También causan trastornos del desarrollo neurológico, defectos congénitos reproductivos masculinos, infertilidad, obesidad, enfermedades cardiovasculares, enfermedades renales y cánceres. Por otro lado, los microplásticos y nanoplásticos, al cargarse de químicos durante su degradación en el ambiente, pueden causar toxicidad al ingresar al cuerpo. También pueden funcionar como vectores y transportar sustancias químicas tóxicas y patógenos bacterianos a los tejidos y las células.
El reporte concluye que los plásticos transmiten grandes beneficios, pero sus patrones actuales de producción, uso y eliminación son responsables de graves daños a la salud, daños ambientales generalizados, grandes costos económicos y profundas injusticias sociales. Por esto, llama también a acabar con la contaminación plástica en 2040, a través de un tratado global de plásticos.
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